Asignación de activos: ¡hay que asumir más riesgos para lograr un rendimiento equivalente!

Las políticas de los bancos centrales han hecho bajar tanto los tipos de interés sin riesgo que las virtudes de los bonos soberanos en una cartera, es decir, el rendimiento y la protección, han desaparecido.

La pérdida de interés en estos activos obliga al inversor a replantearse su cartera. Tendrá que asumir más riesgos para lograr un rendimiento equivalente.

La represión financiera continúa…

Gianluca Tarolli, Economista y Estratega Jefe, co-CIO

Para cumplir los objetivos de los inversores, que varían en función de sus necesidades y limitaciones, se construye una cartera diversificada con distintos activos, cada uno de ellos con una función diferente. Las tres funciones principales son: 1) protección, 2) rendimiento y 3) ganancias de capital. Históricamente, los bonos soberanos a largo plazo, el oro y algunas de las denominadas monedas refugio, como el franco suizo, se consideraban activos de “protección”. Entre los activos de “rendimiento”, los bonos de empresas eran los más importantes. Por último, las acciones que cotizaban en bolsa eran el activo preferido para obtener ganancias de capital.

Todavía es prematuro afirmar que los bonos soberanos chinos sustituirán a los bonos del Tesoro de los Estados Unidos como fuente de protección, pero creemos que son una alternativa de rendimiento atractiva.

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Tomar una decisión acerca de los perfiles de riesgo (CHF) es determinante para alcanzar los objetivos fijados

El mayor reto para la asignación de activos en los próximos años consistirá en mantener el nivel de rentabilidad sin cambios, limitando al mismo tiempo el aumento del riesgo, que ahora es esencial para lograr este objetivo.

De hecho, el punto de partida de los tipos de interés sin riesgo es tan bajo en USD, y negativo en CHF y EUR, que la función de los bonos del Estado ha cambiado. Estos bonos ya no aportan una rentabilidad y, lo que es más importante, ya no ofrecen protección cuando la aversión al riesgo aumenta. En cambio, creemos que si los tipos volvieran a subir en 2022, incluso moderadamente, se producirían pérdidas de capital a largo plazo.

Las soluciones para sustituir este activo de protección requieren hacer concesiones. El oro, aunque es volátil, constituye una primera alternativa que registra un buen comportamiento cuando desaparece la propensión al riesgo. Los seguros, y la consiguiente prima, también existen en forma de opciones (productos derivados). Se trata de una solución muy eficaz pero costosa que puede sistematizarse y enmarcarse en productos estructurados. Por último, también se pueden identificar estrategias conservadoras dentro del universo de fondos alternativos (“Hedge Funds”) para proporcionar esta función de protección.

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Suiza: ¡los bonos soberanos ya no protegen de la caída de la renta variable!

Para 2022, creemos que los bonos de empresa de alto rendimiento seguirán siendo fuentes atractivas de rentabilidad, al igual que los bonos soberanos chinos. También hay otros posibles nichos en la clase de activos (productos híbridos, “rising stars” o “estrellas ascendentes”). Desde el punto de vista de la descorrelación, algunos productos estructurados y fondos alternativos con un riesgo moderado también pueden sustituir a los cupones de bonos de empresa más tradicionales, a expensas de una menor liquidez. En cuanto a las ganancias de capital, la renta variable debería seguir beneficiándose de un mayor crecimiento de los beneficios en 2022. Si bien este crecimiento registrará una desaceleración a medida que la liquidez de los bancos centrales se reduzca, por lo que su trayectoria en 2022 será más incierta e incluso arriesgada. De ahí el interés por invertir en megatendencias, con un crecimiento sosteniblemente mayor.

En términos de valoración, la clase de activos se ha encarecido claramente desde el punto de vista histórico, pero sigue siendo asequible en términos relativos, si tenemos en cuenta el nivel de los tipos de interés, especialmente fuera del mercado estadounidense. Por último, las acciones que no cotizan en bolsa (“Private Equity”) ofrecen el mejor perfil de riesgo/rendimiento para las ganancias de capital. El período medio de inversión, más largo debido a la naturaleza menos líquida del segmento, limita, sin embargo, la parte que debe mantenerse en una cartera.

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